lunes, 14 de mayo de 2012

SENDERISMO . PUEBLOS DEL SOBREPUERTO CLUB MONTISONENSE DE MONTAÑA

El pasado domingo 6 de mayo un grupo de senderistas del club nos fuimos a recorrer algunos de los pueblos abandonados del Sobrepuerto. Esta zona del Pirineo corresponde a los montes (y barrancos) que separan el Valle del Ara y el Serrablo, limitando al norte con el puerto de Cotefablo. Las montañas que cierran estos montes y sirven de referencia son Cancias, Monchoya, Pelopín, Erata y Oturia entre otras.


Esta región del Pirineo es una de las que mas drásticamente sufrió la despoblación en torno a los años 60 debido a la falta de comunicaciones y a la dureza de la vida en un entorno tan aislado. Prácticamente todos los pueblos están ya abandonados y en ruina.

Nosotros nos dispusimos a conocer un poco estos lugares: en concreto la zona mas oriental, próxima al valle del Ara, caminando por un recorrido circular que parte de Bergua  (actualmente “repoblado”), siguiendo hasta Basarán, Cortillas, Cillas, Sasa y Bergua de nuevo.

El camino se inicia en Bergua cruzando el pueblo y descendiendo hasta el barranco “A Pera”. Una palanca metálica nos permite cruzar el gran caudal que lleva debido a las lluvias de los últimos días. Otra palanca a nuestra derecha nos permitiría cruzar el barranco de Otal, pero por allí llegaríamos a Escartín, otro de tantos pueblos abandonados en la zona pero que no esta incluido en nuestra ruta de hoy … nosotros seguimos adentrándonos por un precioso bosque subiendo ya en dirección a Basarán. La orientación norte y la humedad forman en esta zona un bosque espeso forrado de un denso musgo que parece transportarnos a una película de la Edad Media …

Al llegar a Basarán ya hemos ascendido la mayor parte de desnivel del recorrido. Aquí decidimos hacer una paradita a desayunar un poco y pasear por los pocos espacios que nos permite el matorral y los escombros que se apoderan del pueblo. Aquí empezamos a descubrir la vida que hubo en estos lugares y nos va despertando la curiosidad en cada rincón …

Continuamos la marcha por una pista que al llegar a un cruce de caminos tomaremos hacia nuestra izquierda: es la Cruz de Basarán: aquí también podemos elegir ir a Otal o a Ainielle (famoso por el libro de Julio Llamazares “La lluvia amarilla”). Llegando a este punto, el circo que forman el Monchoya y el Erata nos permiten ver detrás la Sierra de Tendeñera completamente nevada.

Continuamos hasta Cortillas por un bosque de pino que nos parece repoblado (fue una práctica habitual en esta zona en los años 60). En Cortillas nos sorprende como algunas casas están siendo reformadas para intentar salvarlas de la ruina. Sin embargo, prácticamente todo el pueblo está en total abandono: la antigua escuela se utiliza como corral para las vacas …

Seguimos nuestra ruta bajando por el barranco de “A fuen” para subir al vecino pueblo de Cillas. Aquí paramos para dar buena cuenta del almuerzo … desde aquí podemos ver bien el pico Oturia, próximo a Sabiñanigo y en cuya falda está la ermita de Santa Orosia famosa por la romería que parte de Yebra de Basa y reune cada 25 de junio a todos los vecinos de estos lugares en una tradición que se resiste a seguir el destino de sus pueblos.

Para continuar hasta Sasa preferimos retomar el sendero seguro (marcado como PR) que hemos dejado en Cortillas y que nos baja hasta el barranco de “a Balle”. El camino se conserva en buen estado: podemos observar aquí los campos en terraza que hay bajo Cillas con sus muros todavía en pie definiendo el paisaje. El cauce que nos acompaña va formando grandes cascadas y pozas que en época de menos lluvias probablemente no llamarán tanto la atención.

El barranco de “A Balle” lo cruzamos por una palanca formada por tres troncos un poco maltrechos … unos lo cruzan de pie, otros los hacemos a gatas … no parece muy de fiar, jeje. En seguida tenemos que volver a cruzar otro barranco, el de “Sarreals”, y a partir de aquí nos queda una pequeña subida hasta Sasa, el último pueblo de la jornada. Una rabosa nos recibe y escapa a la entrada del pueblo, que es el mas pequeño de los visitados hoy. Sin embargo nos sorprende la fachada de una gran casa por los detalles que posee y lo que destaca sobre el resto: debía ser “casa fuerte” … nos asomamos a un pozo en cuyo fondo todavía parece haber agua y aprovechamos un prado a la entrada del pueblo para darnos un merecido descanso disfrutando de unas estupendas vistas hacia Monte Perdido y las Tres Marías.


Desde aquí ya solo nos queda un descenso cruzando el barranco “a lata” hasta Bergua, donde iniciamos la excursión.
Al final han sido unos 17 km y 700 metros de desnivel … números que nos son capaces de resumir una jornada llena de naturaleza y recuerdos.