domingo, 7 de abril de 2013

Tozal de los pozos y ermita de la Espelunga

Cinco coches salían a las 7:30 del parque de la Azucarera con 19 miembros del Club Montisonense de Montaña ilusionados con las expectativas de pasar un buen día, un día que aparecía con una temperatura fresca y un sol radiante. 

Tras dejar los coches en Oncíns, iniciamos la caminata al pié de la impresionante mole de la Peña Montañesa. Por un precioso camino verde, con paredes de piedra a cada lado llegamos, a los pocos pasos, a la pequeña ermita del Pilar con su sólido ábside románico y sendos bancos laterales, todo en buen estado de conservación y muy limpio. 

Conforme vamos progresando en el caminar va apareciendo a nuestro alcance unas maravillosas vistas: al norte la pared vertical de la Peña Montañesa, al frente se empieza a ver el Pirineo, que disfrutaremos en todo su esplendor más adelante, y al sur el valle de la Fueva, el valle del Cinca, pico Gancía y la Sierra de Guara con su cara norte nevada como hacía años no veíamos por estas fechas. 


Al pasar por fuente Canalillos pudimos observar unos cuantos chupones de hielo colgando de hierbas que iniciaban su deshielo diario. La temperatura era aún baja, unos dos grados, pero la presencia de un sol radiante y sin apenas viento nos hacía sentir un aumento de calor a nivel interno por lo que empezamos a sacarnos alguna capa. 

Abundan las rocas carbonáticas, muy usadas en la construcción para hacer cemento o como roca ornamental. Es una gozada poder leer los paneles informativos que abundan en todo el recorrido y recibir valiosos datos sobre los fenómenos que nos rodean; así pudimos conocer la “Sucesión invertida de Peña Montañesa” en la que los estratos más antigüos se colocaron sobre los más modernos, o las interesantes “Rutas ornitológicas” y los detalles de las diferentes ermitas. En la comarca del Sobrarbe existen más de 200 ermitas y monasterios. 

Poco antes de las once de la mañana llegamos al Tozal de los Pozos. ¡Qué maravilla de vistas del Pirineo!!! Uno a uno, los más expertos del grupos nos fueron ilustrando con el nombre cada uno de los picos y agrupaciones montañesas: El Taillón, Pico Marboré, Monte Perdido, Soum de Ramónd, Las Olas, Las tres Marías, Castillo Mayor, etc… Y por otra parte el valle con unas preciosísimas vistas de pájaro de Escalona, que nos pareció más pequeño de lo que creíamos, de Laspuña, Aínsa a lo lejos. Acompañados de tanta belleza dimos cuenta del correspondiente desayuno. 


De vuelta en Oncíns cogimos los coches que nos llevaron hasta el monasterio de San Victorián. Desde allí iniciamos la subida a la ermita de la Espelunga. A medio camino visitamos la ermita de San Antón, con un sobrio ábside de medio punto, suelo enlosado y sus abundantes pinturas, aunque bastante deterioradas. Atravesamos el barranco la Banera, en la “Piedra de San Vitorian” algunos dieron en ella un golpe con una piedra cogida del suelo al expresar su deseo, llevando su piedra hasta San Vitorian … Al visualizar la ermita nos quedamos sobrecogidos por la imagen ya que parece que la pared de piedra abraza a la ermita. En este lugar vivió San Vitorián como ermitaño, según la tradición. Sobre el altar hay una impresionante oquedad acampanada de quince metros de altura a modo de cúpula natural. Pudimos observar todo el esplendor de la Sierra Ferrera-Peña Montañesa sobrevolada por varios quebrantahuesos. El roquedo es un hábitat ornitológico de primer orden, que dio un plus al valor de la excursión.

Al regresar al monasterio de San Vitorián nos detuvimos a disfrutar del exterior: su preciosa silueta, fachada con el magnífico escudo abacial. No le pega nada el tejado que han colocado, pero se justifica con el fin de preservar su interior a la espera de tiempos mejores que permitan invertir en un original tejado de losas de piedra a juego con el entorno. 

En resumen ha sido una jornada estupenda, con un muy buen día, unos lugares visitados preciosos y como siempre, lo mejor: la armonía del grupo que te hace sentir una parte importante más del mismo. 


CLUB MONTISONENSE DE MONTAÑA - SENDERISMO