domingo, 23 de marzo de 2014

El paisaje monegrino: Ruta por los Torrollones de La Gabarda, Tramaced y Piracés.

El Club Montisonense ha realizado este fin de semana una bonita actividad senderista por el entorno de Alberuela de Tubo y Piracés, a caballo de las comarcas de los Monegros, Somontano y la Hoya de Huesca.

El grupo de ocho participantes se encaminó desde Monzón a una curiosa zona que contrasta por su aridez al borde mismo de zonas de modernos regadíos. Es éste un lugar donde la erosión ha esculpido torreones arcillosos coronados por una losa de roca arenisca, que marcan el paisaje de este rincón monegrino. Son un buen sitio para el refugio de aves rupícolas entre otras, así como reptiles e insectos variados, y su elevación sobre el terreno circundante les da mucha vistosidad. 


La ruta comenzó junto al embalse llamado de “El Torrollón, punto ciertamente perdido entre un auténtico sinfín de pistas que comunican los diversos campos de labor. Inmediatamente paseamos por una senda prácticamente llana que discurre entre tos gigantescos torreones que impresionan al visitante, la monumentalidad de estos paisajes alivia momentáneamente el intenso frio que hacía y que se acrecentaba por momentos al soplar viento de cierzo, duro y helador.


Continuamos por una pequeña y estrecha senda a modo de faja, desde la cual se iban sucediendo a modo de aparador diversos aspectos de interés: una pared de arenisca completamente agujereada cual colmenas, otro torreón rocoso apodado “El Abuelo”, un estrecho paso por un agujero y un arco o portal gigantesco, justo a la altura del Parque de Aventura de La Gabarda que ha sido construido en este lugar casi mágico para diversión de los más jóvenes, cuando antaño fue lugar de refugio de distintas civilizaciones.


Situados a resguardo del aire, en algun punto logramos reponer energías comiendo nuestras provisiones, al calor del sol que poco a poco hacía subir la temperatura diurna. Atravesamos un hermoso olivar y una senda botánica, hasta llegar al lugar llamado “La Iglesieta de Usón”, que es una fortificación ó castillo musulmán del siglo IX, lógicamente en ruinas pero que conserva varias paredes de sillares de gran tamaño y también la planta triangular que sirvió en su día de defensa para los habitantes de estos lugares. Esta antiquísima construcción hizo las delicias del grupo, pues resulta emotivo situarse en estos perdidos rincones que evocan tiempos tan distintos a los que nosotros hemos vivido. Encontramos restos de cerámicas íberas entre otras, y por fin nos dirigimos a los coches para resguardarnos del frío que por estar en un lugar tan expuesto al viento ya estaba calando demasiado bajo nuestros abrigos. 

A continuación, para completar la jornada, nos fuimos al pueblo de Tramaced para conocer de cerca una roca llamada “El Moai”, que recuerda en cierto modo a las históricas figuras de la isla de Pascua. No en vano la forma de esta roca resulta sorprendentemente atractiva, para ser que las únicas manos que la han esculpido son las de la Madre Naturaleza. 


Y para finalizar la mañana dominical, visitamos al Peña del Mediodía de Piracés, una imponente roca de 80 metros de longitud y 25 de altura que todavía hoy muestra al visitante las huellas de su pasado militar como fortaleza árabe. Su sorprendente verticalidad a modo de barco varado en lo alto de una loma sirvió de plataforma para situar en su cima allá por el siglo X una destacada fortaleza musulmana dentro del sistema defensivo de la ciudad de Huesca. Su interés estratégico está en que desde esta atalaya se controlaban la antigua calzada romana Ilerda (Lérida) – Osca (Huesca) y todos los caminos que conducían a estas posiciones, tratando de impedir el avance cristiano hasta ellas. 



Una vez visitada esta impresionante y antigua fortaleza, sorprendidos de poder subir a este lugar por medio de una curiosa escalera tallada en la roca, nos dimos por satisfechos y volvimos a Monzón con tiempo de comer en nuestros hogares y contar a nuestras familias lo bien que hemos aprovechado el fin de semana.