domingo, 13 de septiembre de 2015

BARRANCO LAPAZOSA

                                        

El pasado día 2 de agosto, un reducido grupo de barranquistas del club, junto a un compañero de Zaragoza, Peter, subimos hasta el valle de Bujaruelo para realizar uno de los descensos más conocidos en este rincón.

Ya hacia quince días que lo habíamos visto cuando subíamos a descender el Ordiso, y la verdad… estaba muy flojo de agua y muchos grupos de empresas.

Pero las fuertes tormentas del jueves y viernes anterior, lo transformaron, y nos dejaron una imagen más propia de Mayo, que de Agosto, y le subió el nivel técnico, con lo que sabíamos que no íbamos a tener las aglomeraciones de gente que se pueden esperar en este descenso.

Ya en la aproximación se oye la fuerza del agua en las primeras cascadas, pero hasta llegar a la cabecera no se puede tener una visión objetiva del caudal, y cuando estamos llegando vemos otro pequeño grupo que ya está dentro.


El barranco baja fuerte, pero a priori no tiene que darnos muchos problemas, conque decidimos descender los primeros rapeles hasta el escape y una vez ahí valorar si abandonamos o continuamos, puesto que la parte más estrecha del cañón se encuentra más abajo.

Después de vestirnos empezamos el descenso y es cierto que las pozas tienen rebufos que nos hacen luchar para salir de ellas, pero no ofrecen grandes problemas, el tobogán baja con la fuerza suficiente para no dejar ver quien se encuentra dentro. Hay mucho debate sobre la evaluación de los caudales, pero tenemos claro que nos encontramos en un barranco con caudal alto.

Llegamos a la zona del escape y nos toca valorar, un grupo ha entrado detrás nuestro y nos vamos apoyando los unos en los otros en alguna ocasión, lo que nos anima a realizar el descenso completo, utilizando más tiempo del que se acostumbra pero asegurando bien todos los pasos.

A partir de aquí, las reuniones nos las encontramos sucias. (Llenas de hiervas y ramas), lo que nos hace pensar que el primer grupo ha salido en el escape como nos lo confirman luego en el refugio, aunque no sabemos su razón, tenemos claro que desde la tormenta somos los primeros que descendemos el barranco completo. El barranco que en teoría se desciende en 4 horas, nos mantuvo más tiempo dentro del que nos imaginábamos. Pero nos dejó un buen sabor de boca, nos proporcionó unas imágenes preciosas, y nos enseñó una vez más a no subestimar la fuerza del agua. Aparte de brindarnos la oportunidad de conocer a gente tan aficionada a este deporte como nosotros. Un saludo a Lluís y compañía, esperamos volver a coincidir en algún otro descenso.